Cuando todo vuelva a su sitio
nada será igual,
quizás las mismas piezas
ya no vuelvan a encajar.
Cuando todo vuelva a su sitio
se dejará de llorar,
se saldrá a la calle
para respirar.
Cuando todo vuelva a su sitio
comprenderemos
que nada ni nadie pertenecemos
a ninguna parte
que todo esta y es
desde la absoluta sencillez.
Llenaremos nuestros parques
de paseos incansables,
de juegos de niños,
de mascotas,
de abuelos y jovenes,
del sonido de la vida,
voces, risas, gritos, cantos...
Cuando todo vuelva a su sitio
seremos nosotros mismos,
con nuestras rutinas y nuestros ritmos,
nuestras obligaciones y con nuestro caprichos,
con nuestros bosques y nuestros desiertos,
con nuestra sed y nuestra sequía,
con nuestra mente despierta y nuestro corazón cerrado,
con nuestro egoísmo insano y nuestras miradas al suelo,
con nuestras voces apagadas y los trinos de los pájaros,
con la basura acumulada y la jauría de los gatos.
Cuando todo vuelva a su sitio
echaremos en falta nuestro pequeño retiro.