sábado, 23 de septiembre de 2023

Ella nunca te decía No



Llevaba todos los males del mundo a sus espaldas, su cuerpo semi encorvado, espalda ancha para que todo repose bien sobre ella.  Su cadera retorcida que le daba dificultad para andar, su andar era como si se desplazará con unos zancos, un ligero vaivén de derecha a izquierda, así caminaba más de una decena de años. 

Las personas acudían a ella para resolver sus males; físicos, emocionales, espirituales, psicológicos... 

Era como una curandera de antaño.  

Ella nunca te decía que no.  

Cobijaba y Recogía entre sus brazos a todo el mundo, sin juicio, con todo su amor, con energía maternal.

Entre sus pechos los seres lloraban tristezas y sinsabores cerrando los puños de rabia y frustración.  Ella, abría sus brazos, permitía que se apoyaran en su mullido pecho y abrazaba su cuerpo adulto al mismo tiempo que acunaba su niño/a herido/a.   No tenia hijos biológicos, no había estado nunca casada ni había parido pero no le hacia falta, era la madre de todos los seres del mundo que acudían a ella. 

Consuelo... 

    Compasión...

            Comprensión...

                               Amor...

Así la recuerdo como la Gran Madre que no parió.