GRITOS VACÍOS...
Inspiración: En una de las visitas a una de tantas residencias de ancianos
Desde unos labios arrugados, un rostro viejo, desgastado, un cuerpo pequeño y encorvado... salen gritos, gritos que caen al vacío.
Gritos, gritos que resuenan como ecos infinitos.
Gritos, gritos que ya no
oye nadie.
Todos y el Todo se han ido, están acostumbrados a tanto grito, a
siempre gritos...
Ya nadie pregunta; ¿por qué esos gritos? ¿qué te sucede?
nadie pregunta, porque hace tiempo que la respuesta se perdió en memorias pasadas.
A pesar de que
allí nadie los oía y a todos molestaba, yo me puse a escuchar, a escuchar con
el fondo de mis oídos, a sentir, a percibir que me
decían esos alaridos que parecían que venían de lo más hondo de su desazón.
Gritos desgarradores, eran
los gritos del infierno, de la miseria, del abandono, del no querer estar ya por más tiempo aquí.
Gritos de opresión que
agarran el alma y la hacen polvo, y no precisamente de estrellas.
Gritos como cuchillos de
doble filo que cortan alas arrancando la libertad del individuo por muy anciano
que sea.
Gritos sin lágrimas que te
penetran y te hacen saltar las tuyas, y en ese preciso instante los ojos se
llenan de agua... coges a esa personita entre tus brazos y la mirada fija y
tierna en sus ojos hace nacer un arcoíris de sosiego.
Gritos vacíos.... que
nadie escucha y todos somos responsables de ellos... quizás seas tú el que en
tu vejez de gritos y nadie escuche.
Cuidemos con ternura a nuestros viejos, son nuestras raíces....
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